INTRODUCCIÓN.
Me parece adecuado dejar aquí algunas reflexiones de lo que para mí significa esta nueva disciplina artística que me sirve como herramienta y soporte para dar rienda suelta a mi creatividad y que podemos denominar como “arte digital”.
Y me veo obligado a hacerlo porque soy consciente del gran desconocimiento que encuentro entre muchos de los que descubren estas obras. Cuando me preguntan por el proceso que seguimos para producir el resultado, en muchas ocasiones y después de detallar profusamente el camino, es muy habitual, que mi interlocutor se quede pensativo y, como colofón, planteen una última duda bastante desoladora:
“Pero entonces, ¿qué programas usas?”.
Imaginemos una conversación similar con un pintor, un escultor…, y que el curioso, tras mirar el cuadro, o la talla, le pregunte al artista que tipo de cerdas han influido en sus pinceles para lograr ese bonito retrato, o que madera y gubias han propiciado tan impresionante escultura.
Pinceles en la Casa Museo de Sorolla
EL PROCESO CREATIVO.
No, el arte no lo puede crear un programa. Un software puede hacer un efecto, igual que un pintor selecciona un tono o aplica una determinda pincelada. Lo mismo ocurre en el mundo digital, el artista va decidiendo que procesos va implementando para llegar al resultado soñado. La fuerza está en la mente del creativo, que es como una olla cerrada; casi su único destino y necesidad es liberar la presión que siente mientras que las musas lo sigan alimentando con su fuego. Da igual la época, el soporte. La dinámica siempre es la misma.
LOS INICIOS DEL ARTE.
En Altamira o Lascaux los artistas, en la húmeda oscuridad de las cuevas, tuvieron la imperiosa necesidad de plasmar en las pareces aquellas emociones que sentían y recurrieron a lo que podían permitirse. Su imaginación, sus manos, unos pigmentos y un lienzo de piedra. No era tan poco. Realmente tenían todo lo necesario para aquel momento y presión.

A lo largo del tiempo hemos ido avanzando en lo tocante a la elección de los materiales, en los superficies sobre las que crear. Aunque bien analizado, tampoco tanto. Básicamente seguimos trabajando con ideas o sentimientos que congelan un momento y que enseñamos con imágenes.
LA FOTOGRAFÍA.
La llegada de la fotografía, hacia 1.826 con Niépce, y mejorado el sistema en 1.840 con Louis Daguerre, marcó, desde luego, un antes y un después.

Por primera vez en la historia, la representación formal de un momento no requería una habilidad especial, tan sólo estar allí, interesarse por una situación y que las condiciones de luz permitiesen la captura. A partir de entonces no se dejó de avanzar con gran rapidez en el perfeccionamiento técnico para retratar las situaciones con el mayor «realismo y fidelidad» posible. Y prácticamente se ha conseguido totalmente.
Millones de fotógrafos teníamos a nuestro alcance modelos de cámaras asequibles con las que perpetuar nuestros momentos. Que gran impaciencia e inseguridad cuando pasábamos por el laboratorio a recoger nuestras copias y ver si la falta de luz o el desenfoque no habían arruinado nuestro trabajo…
EL PURISMO EN FOTOGRAFÍA.
Por alguna razón que no llego a entender, casi inmediatamente de la llegada a la fotografía, comenzó a fraguarse con gran éxito y pervivencia lo que podríamos llamar “purismo fotográfico”. He de reconocer que me han costado años reconocer y alegrarme de ser un hereje de esta religión. Y digo que me ha costado mucho tiempo, porque supongo, que cualquier apóstata, al darse cuenta de su sacrilegio, le cuesta en principio hablar de su transgresión. Es un proceso lento de convencimiento y cambio hasta que abiertamente se declara uno heterodoxo e incluso llega a defender con vehemencia e ilusión su nueva cosmovisión.

Y es que los mandamientos del purismo son rígidos, inmovilistas y absurdos. Al arte le cuesta mucho comulgar con pesadas ruedas de molino. La tentación está ahí fuera y es muy atractiva.
Al purista, cualquier manipulación en el proceso fotográfico le produce automáticamente desdén, rechazo y menosprecio al resultado obtenido y a quienes lo practican. Sin embargo, esta aparente fidelidad a ultranza carece de toda lógica.

Hay cientos de «fotos míticas» en la memoria colectiva de todos, son verdaderas obras de arte que me emocionan y admiro. Seguramente los detractores de la «manipulación» las pondrán como ejemplo del «buen hacer» y estaremos de acuerdo en su inmensa valía, pero yo creo que de «puras» tienen muy poco.
¿Se manipula la realidad cuando se elige un diafragma mas abierto para resaltar al sujeto con un fondo desenfocado? Por supuesto que sí. Es manipulación elegir el “blanco y negro” en vez del color, la posición, la hora del día, el tipo de película, la cámara…Todo es alteración de la realidad, pero sobre todo es el fotógrafo, el artista quien decide cómo interpretar su obra de una forma única e irrepetible. El arte es manipulación, interpretación de la aparente realidad.
LA REVOLUCIÓN DIGITAL.
En el siglo XX, en las décadas de los 80 y 90 comenzaron a popularizarse para el gran público las nuevas herramientas digitales. Ahora era fácil y económico hacer cientos de tomas, almacenarlas en nuestros discos duros, y con los incipientes programas de edición comenzar a producir cambios y trastoques en nuestras imágenes. Sin darnos cuenta, se habían abierto las puertas a nuevos procesos creativos.
MI CREATIVIDAD Y EL ARTE DIGITAL.
En mi caso, como ya he referido antes, y casi de forma irreflexiva, comencé a introducir tímidamente algunos cambios teñidos siempre de un cierto sentimiento de culpabilidad por estar infringiendo los cánones puristas tan asentados y reverenciados. Me costó casi 30 años reconocer abiertamente que caminaba mucho más cómodo sin corsé.
Cuando asimilé positivamente aquel nuevo horizonte, mi imaginación se desbordó con cientos de soluciones a las que siempre había tendido sin ni siquiera saberlo. Mi «máster» inconsciente había durado tres décadas, pero las miles de horas de pruebas e insistencia, y mi estilo particular comenzaban a dar sus frutos a borbotones.

Cuando en ocasiones me ha invitado a impartir un curso sobre esta disciplina, me he visto casi imposibilitado para hacerlo. Y es que el método es sencillo, consiste básicamente… en que no hay método, en que lo primordial es tener sueños e intentar plasmar el motivo o la emoción que produce a cualquier precio. Hay que llegar o transmitir al espectador ese “climax”, y para ello usaremos todo lo que tengamos a nuestro alcance. Dificil de explicar y de sistematizar.
El software no hace más que lo que tú le indicas. Ni tan siquiera soy usuario del tan famoso y potente “Photoshop”. No es necesario, o al menos no es imprescindible en mi caso. Mi viejo programa de edición hace muy bien las funciones simples. Adecuadamente mezcladas en un determinado orden pueden producir infinitas posibilidades a condición de que dirijas tu barco hacia el puerto que quieres llegar.
Resumiendo, hay que saber navegar, disfrutar de la travesía y tener claro cuál será el final del viaje.
Una imágen vulgar, anodina o de mala calidad se puede ver elevada a las alturas, apenas necesitamos el empeño en volverla conmovedora, que seamos hábiles con el uso de unas pocas herramientas básicas, y que nuestra educación artística esté abierta y nutrida por miles de destellos emocionantes de otros artistas y tendencias que nos precedieron.
Sólo hay que estar alerta a los enlaces que se producen en nuestra mente.
ALGUNOS RASGOS DE MI OBRA
Repasando la galería de mis imagenes me doy cuenta de que hay «maneras» y «tics» recurrentes que van y vienen. La suma de ellos han ido conformando mi particular estilo. Muchas veces estas características que expongo a continuación aparecen mezcladas, otras surgen de forma pura. Estas ocho son las mas relevantes que aprecio:
IRREALIDAD E IDEALIZACIÓN
La realidad ya la tenemos ahí. Es como mejor luce. Para colmo es en «3D», tiene color, sonidos y sensaciones. Imposible de superar. Apenas capturar un momento. Pero claro, congelar tiene un precio, el precio del frio. Así percibría yo el “purismo” en la fotografía (si existiera).
Sin embargo, y es la base del proceso artístico, la “realidad” podemos interpretarla, adaptarla a nuestro gusto, estilo y visión. Desde ese punto de vista mis imágenes son “irreales”.




A LA BÚSQUEDA DE IDEAS.
Las musas descansan poco, apenas hay que saber llamar a su puerta para que te respondan sin dilación. Bien es cierto que no sirven de mucho los encargos «a medida» y suelen regalarte con soluciones sorprendentes que poco tenían que ver con lo previsto.
Una preciosa puesta en escena, si además contiene una idea sorprendente o interesante siempre es mas atractiva. Valoro mucho a los artistas que además de plasticidad de su arte aportan «ocurrencias».




LA FRONTERA INCIERTA.
Siempre me atrajo mucho el juego y la interacción que se crea entre el motivo y su contemplación, entre la obra y el admirador. Los cuadros, y en especial los espejos, son perfectos ejemplos de todo esto. Muchos pintores y artistas de todos los tiempos y tendencias se han visto atraidos por esta «frontera incierta», por este lado y aquel, donde, en ocasiones, cuesta descubrir y ubicar la realidad, o si esta existe.




LOS GUIÑOS AL ARTE Y LA HISTORIA.
Desde siempre, los lugares emblemáticos pueden llegar a causar en mi una honda mella. Puede ser un sobrecogimiento al pisar las arenas de la Playa de Omaha en Normandía, o al imaginar como sería el primitivo templo pagano que hoy apenas se camufla en Santa Sabina de Roma. Son circunstancias grandilocuentes, pero algo similar puedo llegar a sentir ante cualquier otro lugar discreto donde pueda reconocer un pasado, una historia…
Con el arte tambien me ocurre. Intento «meterme en el cuadro» e imaginar como sería la estancia de los Arnolfini cuando Van Eyck terminó el retrato y el matrimonio abandonó el dormitorio. Es un ejemplo, pero he indagado y mezclado otros muchos de mis pintores y personajes preferidos y que los puedo sacar, meter o hacerlos encontrarse en cualquier ambiente o época. Para mí es algo mas que divertido.




LO SENCILLO.
Me fascina lo sencillo. Es un producto muy caro por su tremenda dificultad.
Hacer algo rotundo, redondo, que se entienda a primera vista, sin aditamentos que distraigan de su sabor puro es uno de los retos que mas me gustan. Casi nunca se consigue, pero cuando se produce…




LO GRANDIOSO.
Por obvio podría parecer mas fácil. Cientos de veces nos topamos con espectáculos fascinantes. La luz de esa hora, las proporciones de una plaza, el ambiente de un bosque brumoso, o tantas y tantas cosas mas. Pero si no sentimos alguna emoción, si en el paso de los colores por nuestra pupila no somos capaces de mezclar o interpretar esas formas con nuestro estilo o sensibilidad, la captura será, sólo, bonita. Fría, nada conmovedora si no hay una historia «sentimental» que la sustente.




EL RETRATO.
Si hay algo verdaderamente atractivo y dificultoso a la vez para un artista, eso es el retrato. Aquí no sólo se trata de intentar capturar e interpretar la apariencia, el reto estaría en completarla con el halo e interés que nos puede aportar el personaje con su mundo interno, su personalidad, sus sentimientos y su estado de ánimo.
El arte digital es, en esta disciplina, es un perfecto aliado y cómplice para llevar a cabo la semblanza de la persona retratada.
El conocimiento de la técnica y nuestra percepción del retratado nos permite llevarlo a un ambiente determinado, a la justa hora para hacer una biografía instantánea y sentimental. Todo un reto.




LO EXPERIMENTAL.
Este es el campo más abierto y más libre. Aquí no hay necesidad de emular un estilo o efecto concreto. La mente está libre para explorar y dejarse llevarse por la intuición sin demasiados presupuestos. En mi caso, este proceso es algo similar al psicoanálisis, dejar que el inconsciente trabaje y nos sorprenda con la única atención puesta en si el resultado obtenido es armonioso y magnético. Como ya dije en otro momento, no vale la pena en pararse a pensar si una creación es arte o no, si aporta algo nuevo. Si el motivo es original y atrayente, lo considero más que suficiente. Esto vale para todas las imágenes de mi galería.





LOS VIAJES.
¿Quién puede ser tan insensato como para morir sin haber dado, por lo menos, una vuelta a su cárcel?. Tan conmodedora frase hace honor al talento de Margarite Yourcenar. Aparentemente, en su sed infinita de conocimiento, nos alienta a viajar mas allá del mero «turismo». Hay que hacer un intento por al menos atisbar en nuestras «escapadas» la emoción del presente, pasado y futuro de cada lugar. Salir, de alguna forma, de nuestras particulares mazmorras.
Disfruto mucho de cada rincón nuevo que conozco. Cuando es planificado aún puede triplicarse el gozo. Hay curiosidad en «el antes», estremecimiento en «el durante» y añoranza en «el después».
Mis imágenes de viajes tienen estos tres componentes que tanto vivo y que, en ocasiones, soy capaz de enseñar por puro debordamiento.




